A partir de 1970 emigran cada año cinco mil profesionistas mexicanos en busca de mejores oportunidades laborales, con lo que unos 200 mil científicos trabajan en países como Canadá, Francia, Argentina, Chile y España, donde han encontrado un mejor nivel de vida y mayores posibilidades de desarrollo.
Heriberta Castaños Lomnitz, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, alertó que la “fuga de cerebros” existe porque los empresarios no emplean a los egresados de universidades públicas bajo el argumento de que son alborotadores y conflictivos, sin darse cuenta de que en estas instituciones hay gente con alta calidad.
En un comunicado expuso que en las áreas laborales relacionadas con la investigación hay pocas oportunidades para los jóvenes; la planta de científicos en diversas instituciones está compuesta por personas mayores y, al no renovarse, la producción no crece.
Por su parte, añadió, el sector público tampoco requiere a esos profesionales, porque no tiene la cultura de contratar a personal preparado que coadyuve a realizar programas estructurales en beneficio de la sociedad; además, no tiene investigaciones importantes a su cargo.
Destacó que “son pocos los estudiantes que al terminar su carrera en el extranjero vuelven al país; sólo lo hacen si obtienen una buena oferta de trabajo, donde puedan desarrollar su aprendizaje”.
La experta mencionó que es necesario aprovechar el conocimiento de los becarios que han regresado, absorber las nuevas ideas que son precisas para que exista un cambio en el sistema de enseñanza y se debe modificar el sistema de admisión para facilitar la estancia de los alumnos en las carreras de su elección.
Comentó que los egresados de universidades públicas tienden más a la migración que quienes concluyeron sus estudios en instituciones privadas; una de las razones es que estos últimos, en su mayoría, se relacionan con empresarios que los emplean al terminar la carrera.
Destacó que 85 por ciento de los investigadores mexicanos envían a sus hijos a prepararse al extranjero, pues consideran que la educación en otras naciones es de mejor nivel.
Vía DDSmedia.com
Heriberta Castaños Lomnitz, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, alertó que la “fuga de cerebros” existe porque los empresarios no emplean a los egresados de universidades públicas bajo el argumento de que son alborotadores y conflictivos, sin darse cuenta de que en estas instituciones hay gente con alta calidad.
En un comunicado expuso que en las áreas laborales relacionadas con la investigación hay pocas oportunidades para los jóvenes; la planta de científicos en diversas instituciones está compuesta por personas mayores y, al no renovarse, la producción no crece.
Por su parte, añadió, el sector público tampoco requiere a esos profesionales, porque no tiene la cultura de contratar a personal preparado que coadyuve a realizar programas estructurales en beneficio de la sociedad; además, no tiene investigaciones importantes a su cargo.
Destacó que “son pocos los estudiantes que al terminar su carrera en el extranjero vuelven al país; sólo lo hacen si obtienen una buena oferta de trabajo, donde puedan desarrollar su aprendizaje”.
La experta mencionó que es necesario aprovechar el conocimiento de los becarios que han regresado, absorber las nuevas ideas que son precisas para que exista un cambio en el sistema de enseñanza y se debe modificar el sistema de admisión para facilitar la estancia de los alumnos en las carreras de su elección.
Comentó que los egresados de universidades públicas tienden más a la migración que quienes concluyeron sus estudios en instituciones privadas; una de las razones es que estos últimos, en su mayoría, se relacionan con empresarios que los emplean al terminar la carrera.
Destacó que 85 por ciento de los investigadores mexicanos envían a sus hijos a prepararse al extranjero, pues consideran que la educación en otras naciones es de mejor nivel.
Vía DDSmedia.com
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